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24 Ene 2025

IMB-CNM: 40 años impulsando el futuro de la tecnología desde la investigación pública

El 24 de enero de 1985 se aprobaba la creación del Centro Nacional de Microelectrónica (CNM), autorizada por el Ministro de Educación y Ciencia a propuesta del Presidente del CSIC. Hoy se celebran 40 años de excelencia tecnológica al servicio de la sociedad, siendo el CNM en su sede de Barcelona (IMB-CNM) un actor prominente a nivel europeo con participación en dos nuevas líneas piloto europeas y dos centros de competencia de Chips JU.

Evolución de la construcción del edificio del CNM de 1987 a 1989

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El Centro Nacional de Microelectrónica (CNM) lidera el desarrollo de tecnologías pioneras en micro y nanoelectrónica en España desde su creación en 1985. A lo largo de 40 años, el CNM ha sido un referente en investigación y transferencia de conocimiento, contribuyendo al avance de sectores clave como las tecnologías de la información, la electrónica de consumo o el medioambiente. Hoy, el centro celebra su aniversario con la mirada puesta en los desafíos tecnológicos del futuro y con el compromiso de seguir innovando al servicio de la sociedad.

En el marco del Plan Electrónico e Informático Nacional, el 2 de febrero de 1985 se publicaba en el Boletín Oficial del Estado (BOE) una Orden aprobada el 24 de enero para la creación del CNM como centro propio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). El Plan del Gobierno consistía en una estrategia para reforzar el avance de la microelectrónica en España y promover la investigación y desarrollo en el área. Era un momento en que ya había empresas que se dedicaban a la fabricación de semiconductores, como FAGOR Electrónica o Piher Semiconductores, y en que la principal empresa americana en telecomunicaciones AT&T anunciaba la instalación de una fábrica de producción de circuitos integrados (chips) en Madrid.

La sede del CNM en Barcelona fue el primer centro del CSIC que se ubicaba en el Campus de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y abrió el camino para que, con el tiempo, se sumaran siete más, creando un polo científico y tecnológico de muy alto nivel.

El CNM nació con doble sede en Barcelona y en Madrid. Años después, se unió un nuevo nodo en Sevilla. Todos pertenecientes al CSIC y, en el caso de Sevilla, como centro mixto con la Universidad de Sevilla. Con esta reorganización, se actualizaron las denominaciones a Instituto de Microelectrónica de Barcelona (IMB-CNM), Instituto de Microelectrónica de Sevilla (IMSE-CNM) e Instituto de Microelectrónica de Madrid (actualmente Instituto de Micro y Nanotecnología, IMN-CNM).

Liderazgo científico e innovación tecnológica

El IMB-CNM se propone seguir liderando el avance en tecnologías que la Comisión Europea considera claves y habilitadoras en las próximas décadas. Es el centro español con mayor participación en las iniciativas europeas de la Empresa Común Chips (Chips Joint Undertaking JU) que está gestionando la implementación de la nueva ley Chips Act. Es el único involucrado en dos Líneas Piloto europeas (Pilot Lines): una dedicada a la integración heterogénea y encapsulado avanzado y otra a la realización de circuitos fotónicos avanzados. Además, participa en dos Centros de Competencia (Competence Centers), que facilitarán el acceso de las empresas españolas de todos los sectores, a cualquier tecnología avanzada en micro y nanoelectrónica o fotónica integrada que esté disponible en Europa.

El IMB-CNM fue reconocido también recientemente como Unidad de Excelencia María de Maeztu por la Agencia Estatal de Investigación, gracias a su impacto científico internacional de primer nivel.

La investigación de los últimos cuarenta años se ha centrado en la microelectrónica, pero también ha evolucionado hacia la nanotecnología, la fotónica y la cuántica. El IMB-CNM se especializa en el diseño y fabricación de tecnologías microelectrónicas aplicadas a campos como la energía, el medio ambiente, la salud y las fronteras de la física. Entre sus desarrollos, destacan dispositivos Organ-on-a-chip, chips intracelulares, sensores de gases y electroquímicos, generadores de energía, circuitos fotónicos o dispositivos de potencia; además del diseño de circuitos integrados.

El alcance global de su investigación queda reflejado en colaboraciones con entidades como la Agencia Espacial Europea, como la integración de diodos de carburo de silicio en la misión BepiColombo hacia Mercurio, y el CERN, con la creación de un nuevo subdetector para el experimento ATLAS.

Además, el instituto es un motor de innovación con la creación de más de diez spin-offs que han llevado los avances del laboratorio a la sociedad, contribuyendo al progreso tecnológico.

En la plantilla de los primeros años, estaban algunos científicos y científicas que fueron pioneros de la microelectrónica en España. La historia del CNM se escribe con el trabajo de mucha gente, si bien tres nombres propios destacan en la puesta en marcha de la institución: Francesc Serra i Mestres (1940), Emilio Lora-Tamayo D’Ocón(1950-2024) y Zenón Navarro Garriga (1947-2007).

Una historia con nombres propios

Las actividades de investigación en diseño y fabricación de chips del CNM en su sede de Barcelona comienzan en 1985, en unas instalaciones provisionales de la sala blanca en la Facultad de Ciencias de la UAB. Las obras de construcción del edificio definitivo del instituto, en el Campus de la UAB, terminarían en 1989 y las de la Sala Blanca de Micro y Nanofabricación en 1991. Con una superficie inicial de 900 metros cuadrados dedicados a la fabricación de dispositivos semiconductores, la inversión para ponerla en marcha fue de casi 2.000 millones de pesetas. Se convirtió en una de las salas de investigación más flexibles de Europa y, todavía hoy, es la más grande y equipada de sus características en España, gracias a una ampliación realizada en 2009. La Sala Blanca cuenta con la distinción de Gran Instalación Científica (GIC) desde los años noventa, lo que actualmente se conoce como Infraestructura Científica y Técnica Singular (ICTS), concedida por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. 

En la plantilla de los primeros años, estaban algunos científicos y científicas que fueron pioneros de la microelectrónica en España. La historia del CNM se escribe con el trabajo de mucha gente, si bien tres nombres propios destacan en la puesta en marcha de la institución: Francesc Serra i Mestres (1940), Emilio Lora-Tamayo D’Ocón(1950-2024) y Zenón Navarro Garriga (1947-2007).

Serra i Mestres, director durante veinte años hasta 2006, fue el primer director de la Sala Blanca y el primer director de la Escola d'Enginyeria de la UAB. Es catedrático emérito de la misma universidad y miembro de la Reial Acadèmia de Ciències i Arts de Barcelona (RACAB). Fue galardonado con la Medalla Narcís Monturiol al mérito científico y tecnológico de la Generalitat de Catalunya en 1989, con el Premio de la Fundació Catalana per a la Recerca en 1998 y nombrado Officier dans l’Ordre des Palmes Académiques République Française en 1997.

Lora-Tamayo D’Ocón, fallecido en 2024, fue director científico y vicedirector durante la época de Serra i Mestres y, posteriormente, director del IMB-CNM, cargo que abandonaría para presidir por segunda vez el CSIC en 2012. Doctor en Físicas y especializado en tecnología microelectrónica, antes del CNM estuvo en el Instituto de Electrónica de Comunicaciones Torres Quevedo del CSIC en Madrid. También fue miembro de la RACAB y de la Real Academia San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras de Jerez de la Frontera. En los últimos años, fue rector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y, después, de la Universidad Camilo José Cela.​

Navarro Garriga fue físico y una persona clave durante la construcción e instalación de las dos salas blancas, la primera en la UAB y la definitiva en su actual ubicación.

No obstante, el honor de ser el primer director lo ostenta Joan Peracaula Roura, catedrático emérito de la UPC, quien ocupó el cargo desde la fundación hasta 1987. Peracaula también fue director de la Escola Tècnica Superior d’Enginyeria Industrial de Barcelona de la UPC (ETSEIB-UPC) entre 1987 y 1991.

Edificio del IMB-CNM en 2025